El trash-cooking viene a ser la denominación moderna de aquella frase que nos decían nuestras madres “acábate todo el plato, la comida no se tira”.
Un término cool y fresco que se utiliza en la actualidad para denominar la buena costumbre que nuestras bisabuelas y abuelas han hecho perdurar en el tiempo: utilizar y reutilizar antes de tirar. La llamada cocina de subsistencia de antaño.
Esta es una tendencia que viene pisando fuerte, y es que tras los momentos de bonanza económica que hemos vivido y la posterior crisis que hemos sufrido, este tipo de movimientos pone de manifiesto la necesidad de no malbaratar recursos ni alimentos.
Hablamos, por lo tanto, de la instauración de costumbres de reutilización: reutilizar las sobras de una comida para elaborar otra. Cocinar los canelones con la carne sobrante del cocido sería un ejemplo práctico de esta tendencia.
Y es que los datos que disponemos hasta el momento son dignos de hacer disparar todas las alarmas:
Según recientes estudios de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) en la Unión Europea, por ejemplo, hasta 88 millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año, o lo que es lo mismo, el 20% de la producción mundial no acaba la cadena de consumo. Y más de la mitad (53%) de este desperdicio se produce en el final de la cadena, en nuestros propios hogares.
Y si nos centramos en España, un estudio de Save Food, pone de manifiesto que los desperdicios en el hogar rondan el 18 %. Es decir, que de cada 100 alimentos que compramos, 18 acaban en la basura, aun siendo aptos para el consumo.
Siempre que hablamos de datos generales nos parecen lejanos o difíciles de asimilar ¿Y si decimos que cada español desperdicia, de media, 153 kilos de comida en un año? Asusta, ¿no creéis?
Ante estos números, parece evidente que el debate del despilfarro alimentario supera ya los niveles éticos iniciales, pasando a ser, además, una cuestión económica y ambiental.
Y parece ser también que los Gobiernos ya están trabajando en el objetivo de reducir en un 30% estos 88 millones de toneladas en el 2.025 y en un 50% para el 2.030. Y aunque es cierto que pueden llegar a tener una elevada capacidad para dar la vuelta a esta tortilla, el mundo también lo mueven las personas, con pequeñas acciones, hechas en masa, se convierten en inmensas.
El trash-cooking pretende ir incorporando cada día más adeptos, jugando con una serie de motivaciones básicas, pero extremadamente importantes: el dinero, el medio ambiente y las inquietudes personales.
De esta manera, encontramos que algunos de los trash-cooking fans lo son motivados por cuestiones económicas, otros movidos por una conciencia medioambiental y otros, simplemente, por un afán de investigar y probar nuevas recetas con el valor añadido de integrar la totalidad de producto en una propuesta gastronómica, elevando esta tendencia social a una nueva tendencia gastronómica en toda regla.
Esta tendencia es tan potente en la actualidad que chefs de renombre ya la usan para poner en evidencia que el ahorro y la innovación culinaria pueden ir de la mano.
Y si en cocinas “Michelin” lo hacen, ¿por qué no vamos a poder hacerlo nosotros?
¿Cómo podemos sacar el máximo rendimiento a los alimentos? ¿Cómo puedo conseguir el aprovechamiento total de una patata, por ejemplo? ¿Son todos los productos reutilizables?
Si dejamos volar la imaginación seguro que nos sorprendemos de todo lo que podemos hacer con las sobras diarias; desde snacks a canelones, pasando por las típicas croquetas.
Os dejamos una serie de recetas para que empecéis a practicar y entréis de lleno en esta tendencia:
- Patatas chips sin bolsa: Hora del aperitivo, ¿os apetecen unas patatas chips?
Coge las pieles de las berenjenas, patatas o calabacines y ponlas a freír para conseguir unas patatas chips originales y deliciosas.
- Croquetas: ¿Y que te parecen unas croquetas? De carne, pescado o verduras, difícilmente encontrareis recetas que sean tan típicas como las croquetas. Para unas de carne esto es lo que vas a necesitar:
- 500 gr. de restos de carne cocida.
- 2 cebolletas.
- 135 gr. de mantequilla.
- 400 ml. de leche.
- 200 ml. de nata liquida.
- 400 ml. de caldo de cocido.
- 105 gr. de harina y sal.
- Para el rebozado: Harina, huevo batido, pan rallado, aceite de oliva suave o aceite de girasol.
- Arroz: ¿Y si te has pasado con las proporciones de arroz? Antes de tirarlo piensa que puedes reutilizarlo para preparar una estupenda ensalada, y si lo que te sobra es la ensalada de arroz, piensa que puedes utilizarlo de relleno para unos calabacines o tomates al horno.
- Caldo de Pollo: Con los restos de un pollo asado, puedes hacer un caldo intenso de pollo con muchísimo sabor. Basta con cocer en 1 litro y medio de agua todos los restos del pollo, añadir puerro, zanahorias y media cebolla. Cuece ese preparado durante 30 minutos a fuego medio, cuela bien y rectifica de sal.
Como veis, las posibilidades del trash-cooking son infinitas, ¿Os atrevéis a investigar y buscar vuestras propias recetas?