No sé si conocéis algo más caótico que llegar a casa después del trabajo, un día tras otro. Abrir la nevera, un día tras otro. Mirar fijamente su interior, un día tras otro, y escanear atentamente su contenido durante 2, 3, 4 o 5 minutos en busca del menú del día.
Durante ese corto periodo de tiempo tu cerebro trabaja a marchas forzadas, realiza algoritmos indescifrables y combinaciones inverosímiles, intenta colocar aquellos productos en primera, segunda y tercera posición, visualiza el tiempo que te queda y la posibilidad de cocinarlos, o no. Hasta que, finalmente, abres el cajón del pan y te haces un bocadillo. Lo que coloquialmente llamamos “salir del paso”.
¿Te has planteado alguna vez utilizar la planificación, en todo su contexto, al pensar en la elaboración de menú semanal?
Y ¿Te has planteado alguna vez porqué planificamos nuestra agenda, nuestras visitas u horarios? o ¿Por qué tenemos un ritual nocturno personalizado antes de ir a dormir … pero en el caso de las comidas no? ¿Acaso no es igual de importante comer que dormir?
Todo cambio de hábito supone una etapa de aclimatación y superar un mar de dudas. Igual ya estás en la etapa en la que te planteas si realmente valdrá la pena, si será beneficioso o no, si supondrá un ahorro o no, si te hará la vida más cómoda o no, o bien si supondrá un esfuerzo tal que presupones difícil de asimilar…
Nosotros pensamos que existen muchas razonas por las cuales vale la pena dedicar parte de tu tiempo a crear tu plan de comida personalizado. Comas sólo o en familia, los resultados de esta planificación te van a sorprender. Y es que con una minuciosa planificación dejarás entrar a tu cocina tu lado más “zen”, eliminando los nervios, las prisas y el estrés que habitualmente provoca la incertidumbre ante los fogones.
Si todavía tienes ciertas duda sobre lanzarte o no definitivamente al mundo de la planificación alimentaria, vamos a plantearte un plan de acción estratégico que lanzará tu iniciativa al éxito absoluto.
Vamos a hablar, principalmente, de tres conceptos vitales: el tiempo, el ahorro y la salud.
- En un primer estadio de nuestra estrategia el tiempo es requisito indispensable, aquí no nos vamos a engañar. Aunque lo mejor de todo es que a medio-largo plazo, va a ser mucho mayor el tiempo que vas a ganar. Y es que todo buen proyecto requiere de unas buenas bases para garantizar el éxito rotundo. Y este no va a ser menos.
Despídete de esas preguntas molestas y de respuestas difusas, aquellas que flotan en el aire durante todo el día pero crecen con fuerza a medida que se acerca la primera hora de la mañana o bien la media mañana, el medio día, la media tarde o el final de la misma tarde.
Preguntas como ¿Qué cocino hoy? ¿Tengo pasta en la despensa? ¿Tengo carne en la nevera? ¿Qué cenamos hoy?
Con un calendario, estas preguntas ya no van a tener sentido en tu vida. Con un calendario, sabrás si tienes o no los productos necesarios para cocinar y, lo más interesante de todo es que sabrás qué hacer y sabrás que vas a necesitar poco tiempo para hacerlo.
- Si no os parece suficiente desterrar de vuestra vida este tipo de preguntas, vamos a introducir un nuevo concepto en nuestra estrategia: el ahorro
El hecho de disponer de una planificación diaria de nuestras comidas, nos va a permitir ahorrar en dos direcciones: tiempo y dinero
Ya hemos hablado con anterioridad que nuestra estrategia nos va a llevar un poco de tiempo. No hablaría aquí de pérdida de tiempo, sino de tiempo invertido. No, mejor hablemos de tiempo muy bien invertido.
En cuanto al ahorro de dinero, éste va a ser directamente proporcional al nivel de planificación de tus comidas. Con la planificación vas a esquivar aquellas compras compulsivas de última hora. Se acabó salir de casa pasadas las nueve de la noche hacia el colmado 24 horas de turno como desesperados a comprar esa sal, o esos macarrones precocinados, o esa barra de pan.
Y es que, con una buena planificación, tu visita al mercado o supermercado se reducirá a una-dos por semana y, lo que es más importante, tus visitas serán racionales, lista en mano, podrás controlar tus gastos al dedillo. Utilizarás esos cupones descuento que antes caducaban en el cajón de tu cocina y los utilizarás porque tendrás una planificación tal, que sabrás la cantidad de productos que vas a necesitar no sólo esta semana, sino el mes completo.
- Y finalmente, un tercer concepto a añadir a nuestra estrategia de éxito es el de la salud, entendida como aquel estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
Se presenta, por lo tanto, un tercer elemento que va a abalar nuestra decisión de entender la planificación de las comidas; la planificación como el instrumento para incorporar a nuestra cocina (que a estas alturas ya es medio “zen”) nuestro particular estado un bienestar completo, tanto físico como mental.
Y es que planificar la comida con días de antelación te va a ayudar a comer más sano; vas a evitar esas salidas repentinas en busca de comida que ya hemos hablado. Porque si no tienes necesidad de salir de casa, no vas a tener la necesidad de comprar de manera compulsiva productos normalmente precocinados (con alto contenido en conservantes e ingredientes de los que más vale no abusar) Por lo tanto, tu salud se va a ver muy beneficiada cuando decidas planificar tus comidas a base de productos frescos
Te hemos dado en este post tres razones de peso para pasarte al universo de la planificación: salud, ahorro y tiempo. ¿Quién no estaría dispuesto a ganar salud, ahorrar tiempo y dinero? Si te hemos convencido, estate atento, ya que en siguientes posts te vamos a contar paso a paso cómo convertir esta estrategia en una realidad; como crear tu calendario de comidas diario de una manera eficaz.