Gluten, celiaquía, intolerancia… palabras que hoy en día están en boca de todos, aunque hace unos pocos años eran, para la mayoría, unas completas desconocidas.
Y es que actualmente las oímos en las calles, las televisiones o las radios. Las vemos en el etiquetado de los alimentos o en las redes sociales, compartimos artículos de opinión, recomendaciones o recetas y en Google resultan ser palabras buscadas a diario.
Parece evidente la importancia que tienen estos conceptos en la sociedad. La cantidad extrema de información que circula demuestra que estamos ante un tema que, o bien preocupa, o bien afecta a gran cantidad de personas, o ambas cosas: preocupa y afecta.
Y es que según datos de “La Asociación de Sociedades Celíacas Europeas”, se estima que 1 de cada 100 personas padecen celiaquía en Europa.
En el caso de España, este porcentaje europeo se mantiene. Aunque el dato que más preocupa a los responsables de salud pública, es que, de este 1%, únicamente el 15% tiene la enfermedad diagnosticada (465.000 personas).
Estamos, por lo tanto, ante una enfermedad crónica de difícil diagnóstico. Esto provoca que nos encontremos ante casi 396.000 personas (el 85% restante) que no son conscientes del porqué de su malestar. 396.000 enfermos no diagnosticados que no tienen la oportunidad ni siquiera de actuar minimizando al máximo las consecuencias de la enfermedad, ya que la desconocen.
En el 2018, y para favorecer la detección de la celiaquía en mayor medida, el Ministerio de Sanidad elaboró un Nuevo Protocolo de Diagnóstico Precoz de Celiaquía 2018. Un protocolo que sustituye al vigente desde el año 2008, incluyendo importantes nuevos procesos de detección, con el objetivo de contribuir a paliar el elevado infra diagnóstico actual de la enfermedad.
CELIAQUÍA – GLUTEN – INTOLERANCIA
Pero ¿de qué estamos hablando exactamente cuando hablamos de celiaquía, intolerancia o sensibilidad al gluten?
La celiaquía y la sensibilidad al gluten son dos procesos con muchas diferencias y varios puntos en común. El punto en común más obvio es que los dos se producen por el consumo de gluten. Junto con la celiaquía y la sensibilidad, encontramos también conceptos como “alergia al gluten”.
Estamos, por lo tanto, ante una misma proteína (el gluten) que es capaz de provocar tres tipos de trastornos, con una misma solución.
- EL GLUTEN:
El gluten es una proteína que se encuentra en los cereales trigo, cebada, centeno, avena, espelta, kamut y triticale. La presencia del gluten en un gran número de alimentos hace que, en la actualidad, ser celíaco no sea fácil.
Y es que, aparte de estos alimentos que ya hemos comentado, el gluten resta oculto en alimentos que, aparentemente, no consideraríamos “peligrosos”: embutidos, patés, conservas, quesos, caramelos, yogures … se estima que el gluten está presente en más del 70% de los alimentos del mercado, de forma clara o de forma encubierta.
- EL DÍA A DÍA «GLUTEN FREE»:
La celiaquía se puede entender como una enfermedad, pero también como un estilo de vida, ya que una vez se diagnostica, la reacción inmediata suele ser un cambio radical de costumbres y hábitos. Ir a cualquier restaurante, elegir entre cinco marcas de un mismo producto en el supermercado, cocinar despreocupadamente …… se convierte en una odisea del todo inalcanzable.
Vamos a hacer suposiciones, así que imagina que a partir de mañana comienza tu vida sin gluten; en menos de 24 horas tienes la obligación de cambiar tus hábitos, y no por capricho, sino por necesidad. Porque tú, como cualquier otro, necesitas comer todos los días. Pero ahora la diferencia entre tú y ese otro es que, además de alimentarte, la comida se va a convertir en tu medicina diaria.
Así que ¿por dónde empezarías?
En primer lugar, sin duda, diciendo adiós a todos esos alimentos que te hacen daño: adiós a todos los cereales que contienen gluten y adiós al 75% de los productos procesados. Es un panorama algo desolador al principio, parece que tus posibilidades de alimentación se reducen a la mínima expresión, pero ¡no! Hay mucha vida más allá del gluten.
Los alimentos frescos van a ser uno de nuestros grandes aliados. Rodeándote de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, frutos secos o semillas que se van a convertir en las reinas de nuestra cocina, junto con arroces, quinoa o maíz vas a conseguir desterrar el gluten de tu vida.
Sin darte cuenta te vas a convertir también en un scanner humano de etiquetas. Vas a ser capaz de leer aquellas minúsculas etiquetas que te van a decir si el contenido es bueno o no para ti.
Pero este esfuerzo te va a hacer más fuerte, vas a ser capaz de tomar conciencia al 100% de qué es lo que comes. Ese acto que para el resto de la humanidad es casi automático, tú lo vas a vivir intensamente, convirtiéndote en un experto en la materia. Tomarás plena conciencia de cómo alimentas a tu organismo.
¿Y dentro de casa? ¿Qué cambia? Pues pasa que comenzarás a hablar de “contaminaciones”. Palabra asociada al medio ambiente, pero que se va a introducir en tu vocabulario habitual: dividir la cocina en dos partes, tener dos tostadoras, dos tablas de cortar, dos despensas o dos ollas. Agudizarás el ingenio para dejar de ser el “especial”. Hoy en día tienes la ventaja que muchos de los productos sin gluten han conseguido asemejar los sabores y texturas del gluten. Y hablando de sabores, una de las cualidades que distingue a muchos celiacos es que afirman que son descubridores natos de gustos, reeducadores únicos de paladar; el sabor que hasta el momento tenía para ti una barra de pan cambia, amplias tu abanico de sabores y tu mente y cuerpo será capaz de interrelacionar nuevos sabores con nuevas texturas.
¿Y fuera de casa, qué hacemos? Es posible que en este punto veas limitada tu capacidad social, pero gracias tu ingenio, no será por mucho tiempo.
En la actualidad muchos restaurantes ya están subidos al carro de la concienciación hacia las personas celiacas. Muchas de las cartas que presentan marcan ya aquellos platos que no te van a hacer daño. En última instancia, preguntar nunca está de más. El mercado de la restauración se está abriendo camino entre el público celíaco. Es un público para ellos potente y de futuro. Un nicho de mercado relacionado con la buena alimentación y la salud que de bien seguro van a seguir explotando.
En definitiva, el mundo entero evoluciona en este sentido, los celíacos han dejado de ser ya aquellos que “comen diferente”. La concienciación de asociaciones y afectados por esta enfermedad, y las evoluciones de un mercado que ve ya en ellos una oportunidad de negocio, serán claves para mejorar y normalizar el día a día de quienes padecen esta enfermedad. Evolucionando y mejorando su medicina: los alimentos.