Si os preguntásemos en qué noche del año podéis encontrar adultos disfrazados de momias, calabazas agujereadas llenas de caramelos o velas que acompañan a terroríficas calaveras, seguro que ninguno de vosotros diría “pasapalabra”. Efectivamente, hablamos de la noche de Halloween, para muchos, la más terrorífica del año.
Pero, ¿Se celebra de la misma manera en todas las partes del mundo? ¿Hay algo más allá del famoso “Truco o trato”?
En este post queremos hacer un viaje por los diferentes tipos de celebraciones de esta noche porque, aunque no lo parezca, una misma noche puede tener múltiples significados, todo depende de donde la celebres.
Empecemos por el principio…
Halloween proviene de los vocablos en lengua anglosajona All Hallows’ Eve, que significan “Víspera de Todos los Santos”. Así que, por definición, no quiere decir ni noche de terror ni noche de caramelos. Y entonces ¿cómo ha evolucionado esta festividad a lo largo del tiempo? ¿Cómo hemos pasado de la Víspera de todos los Santos a la noche del terror?
De esta fiesta sabemos que su origen se remonta a una tradición pagana (celta) reconvertida por el cristianismo. Sabemos también que estamos ante una de las celebraciones más antiguas que se conocen ya que su inicio está datado hace unos seis mil años.
Cierto es que actualmente en algunos países, como pasa en EEUU, la celebración ha dado un giro de 360º, pasando de ser una tradición socio – religiosa a una tradición comercial. Y es que diferentes estudios certifican que Halloween se ha convertido en el segundo evento de éxito a nivel comercial en esta región, superado únicamente por el periodo de Navidad.
Y es que, en general, muchos son los países que han recogido recientemente el testigo de la manera americana de ver la noche del 31 de octubre, como es el caso de Rumania o la propia España.
Por el contrario, podemos encontrar otros países que se resisten a sucumbir al estilo estadounidense, donde prima la tradición por encima de la fiesta del consumo. Es el caso, por ejemplo, de Canadá. Si bien es cierto que americanos y canadienses coinciden en la transformación de calabazas; unos, los americanos, lo hacen para acumular caramelos y otros, los canadienses, para recaudar fondos que posteriormente destinarán a causas benéficas.
Irlanda sería otro de los países que se resiste a sucumbir a la tradición más consumista. Muchos irlandeses siguen celebrando su antigua fiesta en honor a la cosecha más grande, “Samhain”. Y es que es en la noche del 31 que los irlandeses, desde la época celta, celebran el final de una dura temporada de cosechas. Esta tradición pagana irlandesa comenzó a ser celebrada por el pueblo celta en el año 100 d.C. Cuenta la tradición que la noche del 31 de octubre, los muertos visitaban el mundo de los vivos y, como toda tradición celta, su razón de ser está íntimamente relacionada con la naturaleza, el día y la noche, la luz y la oscuridad o la vida y la muerte, por lo que se hacen grandes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus y la gente se disfraza como ellos para pasar desapercibidos.
En otros países, como en Austria, tradicionalmente el 31 de octubre forma parte de la “Semana de Todas las Almas” o “Sleenwoche”. Se trata de una serie de actos que se organizan desde el 30 de octubre hasta el 8 de noviembre. Durante ese tiempo, los creyentes acuden a las Iglesias para honrar a sus difuntos. Es tradición en esta época que la gente, cuando se va a dormir, deje agua, pan y una lámpara encendida para recibir a los espíritus y poder celebrar juntos este día.
Y si nos trasladamos a China, encontraremos el Teng Chieh, una tradición de Halloween que implica colgar linternas con forma de dragón y otros animales en las calles para guiar a los espíritus hacia sus hogares terrenales y para honrar a los muertos se deja comida frente a sus retratos.
En este recorrido por diferentes países del mundo, podemos concluir que en Halloween conviven dos situaciones que podríamos denominar “antagónicas”. ¿Una jornada de respeto por lo difuntos o una jornada de consumismo terrorífico?