¿Sientes apatía, cansancio, negatividad, hostilidad, irritabilidad, alteración del sueño, tristeza, melancolía y desmotivación?… Pues dadas las fechas en las que estamos muy probablemente estés padeciendo lo que comúnmente se denomina “síndrome postvacacional”.
Muchas personas sufren ansiedad o presión emocional al readaptarse a las tareas laborales después de un período vacacional, que les provoca estrés o depresión. Se trata de una situación transitoria y bastante habitual, sobre todo a la vuelta de las vacaciones de verano. Un proceso de adaptación a la rutina que incluye cambios de horarios, de obligaciones y de estilo de vida que, en algunos casos, llega a ser más intenso y puede provocar que padezcas todos estos desagradables síntomas.
Al síndrome postvacacional se le está dando cada vez una mayor importancia aun sin estar aceptado internacionalmente como una enfermedad, pero ¿no es una enfermedad todo aquello que afecte el bienestar físico y/o emocional de un ser humano?
No existe consenso en la sociedad científica sobre la definición exacta o la existencia real de este síndrome pero se considera que es producto de una actividad negativa, obligada y sacrificada del trabajo. En las sociedades en las que el trabajo se considera como algo creativo y digno para el ser humano, el estrés postvacacional prácticamente no existe.
Empezar de manera gradual con la intensidad del trabajo, aprovechar el tiempo libre para volver a alguna actividad agradable, fomentar las relaciones sociales o familiares, mantener horarios regulares y practicar ejercicio físico son algunas de las cosas que puedes llevar a cabo si te encuentras en esta situación de estrés o depresión postvacacional. No existe un tratamiento específico para este síndrome, ya que suele desaparecer por sí solo a medida que el trabajador se adapta a la rutina, pero si los días van pasando y no ves mejora en tu estado de ánimo es aconsejable que visites al médico para que pueda proporcionarte una ayuda más completa.