Cultivar nuestras propias verduras y hortalizas para poder llevar a la mesa los frutos de las plantas que tanto hemos cuidado durante meses es una experiencia inigualable.
Alimentarnos bien, ser conscientes de donde provienen los productos y pasarlo bien con una actividad divertida que se puede realizar en familia.
Para tener un huerto en casa, lo primero que debemos hacer es decidir en qué espacio lo vamos a asignar, tiene que contar con luz natural el mayor número de horas posible y con un suelo con un buen sistema de drenaje para poder canalizar el agua sobrante.
Para construir el soporte o las macetas, usaremos el material que más nos convenga, recomendamos no comprar nada que no sea estrictamente imprescindible. Con materiales reciclados se pueden construir soportes perfectos, usando palés de madera, pequeñas cajas, garrafas, botellas de plástico vacías o incluso con cajoneras y armarios viejos conseguiremos resultados increíbles. Si los cajones son de madera, recuerda forrar los cajones con bolsas de plástico antes de introducir la tierra y guarda distancia entre ellos para que penetre la luz.
La tierra más conveniente en un huerto urbano es la que encontramos en cualquier campo labrado, aunque el compost obtenido con el reciclaje de materia orgánica también es perfecto para ello (y completamente gratis si lo haces en casa). Aporta los nutrientes necesarios para que las plantas crezcan sanas y además proporcionan la opción de reciclar los residuos orgánicos generados en el hogar.
Finalmente, recomendamos elegir plantas de temporada, de esta manera ahorraremos recursos de agua y luz y el huerto crecerá de una manera más saludable.
La experiencia de cultivar en casa nos permite acercarnos a la naturaleza, comprenderla y entender sus ciclos, así como fomentamos la alimentación responsable.