¿Habéis oído hablar del concepto “eres lo que comes”?
Hace años esta popular frase venía a referirse a la relación directa que existía entre los alimentos que decidíamos ingerir y la situación de nuestra salud física.
Estamos de acuerdo que la clave principal de una buena salud tiene una relación directamente proporcional con la buena alimentación, pero ¿y desde el punto de vista emocional? ¿Existe alguna relación entre nuestras emociones y los alimentos con los que nos nutrimos? ¿Afectan los alimentos que consumimos a nuestra salud mental?
En la actualidad corrientes nutricionistas han añadido a su argumentario la relación directamente proporcional entre la alimentación (qué comemos) y dos aspectos determinantes para nosotros: el cuerpo (salud) y la mente (estado de ánimo). Por lo tanto, este “eres lo que comes” va más allá del aporte nutricional de cada alimento, ¿no creéis?
Y es que comer es un acto que hacemos múltiples veces durante al día, desde el desayuno a la cena, y en nuestras manos está utilizarla en beneficio propio o contra nosotros mismos, es cuestión de saber elegir.
Pero el abanico de elección es tan grande en esta era de la globalización en la que estamos instalados, que disponemos a nuestro alcance de miles de posibilidades alimentarias. La alimentación deja ya de ser un acto exclusivo de necesidad, y a esta imperiosa necesidad de alimentarnos se une inevitablemente un proceso de decisión personal.
Podemos establecer una serie de factores que influyen en este proceso de decisión de compra como consumidores. Dos de ellos como la base de la elección (económicos y culturales) dos de ellos como los factores desequilibrantes de esta base (factores psicológicos):
- – El coste de los alimentos es un factor determinante en el momento de la elección, pero no el único. Hablamos también de factores culturales, el cómo nos han educado en la elección. Diferentes estudios determinan que los hábitos de compra de los adultos emancipados tienen mucho que ver con los hábitos de compra de sus progenitores, se reproduce una conducta de compra.
- – Y los factores psicológicos, aquellos que son más cambiantes y los que más pueden equilibrar o desequilibrar. Si partimos de la premisa que los alimentos, además de nutrir y aportar energía al cuerpo, también influyen en nuestro estado de ánimo y que nuestro estado de ánimo influye en lo que comemos… ¿Cuáles son los alimentos que nos pueden beneficiar en función de nuestro estado de ánimo? ¿Cómo influyen ciertos alimentos en nuestro bienestar emocional?
- Entre otros, los ácidos grasos Omega-3 son elementos a tener muy en cuenta. Los encontramos en pescados, semillas o nueces. Las vitaminas del grupo B son muy útiles para reforzar la memoria, las tenemos presentes en plátanos, vegetales de hoja verde, frutos secos o yema de huevo.
- Los productos lácteos, por ejemplo, tiene altos contenidos de proteínas, grasas, vitaminas A, B y D y minerales como el calcio y el fósforo. Al ser ricos en aminoácidos pueden mejorar el estado de ánimo y la memoria, aliviar tensiones y el mal humor.
- ¿ Y el mítico chocolate? Demostrado está que la composición del propio chocolate cuenta con el poder de estimular el cerebro. Al consumir chocolate nuestro cuerpo genera endorfinas, y las famosas endorfinas son las que nos aportan aquella sensación de relax y calma. El chocolate, eso sí, con moderación, ya que, frente a sus efectos relajantes, tenemos en contra que un consumo excesivo puede afectar directamente a nuestra salud.
- Si hablamos de vegetales, las espinacas, por ejemplo, nos aportan vitamina A, siendo muy buenas para la vista. Contienen también altos niveles de folato (ácido fólico), elevando los niveles de serotonina del cerebro. La serotonina es la hormona fundamental para el proceso de digestión y es también la hormona que regula los estados de ánimo, tanto positivos como negativos.
- Frutas como las fresas cuentan con un alto contenido de vitamina C. La vitamina C ayuda al cuerpo en la producción de endorfinas y, por lo tanto, nos va a ayudar a regular nuestro estado de ánimo. Además de vitamina C, las fresas nos aportan unos niveles de potasio que nos ayudarán a regular los impulsos nerviosos. La vitamina C es considerada también un antioxidante natural y su carencia normalmente está relacionada con las sensaciones de fatiga. ¿Dónde encontramos la vitamina C? cítricos, pimientos, kiwis o tomates.
- Según la Universidad de Michigan, la cereza puede actuar como una aspirina natural ya que tiene propiedades antiinflamatorias. Es ideal para aliviar el mal humor, el estrés y la ansiedad; es, por lo tanto, otro buen antioxidante.
Visto lo visto ¿Eres lo que comes? O ¿Comes como eres?