¿Conocéis algún mito más extendido que la relación y efectos que el consumo de zanahoria puede llegar a provocar en el resultado de nuestro bronceado? ¿Estamos ante un mito? ¿Una leyenda urbana? ¿Una realidad?
¿Eres de las/los que antes de ir a tomar el sol te bebes un zumo de zanahoria? ¿Es posible desde el punto de vista científico que gracias a ese zumo de zanahoria que te has tomado aceleres tu bronceado?
Y es que a medida que se acerca el verano, florecen en nuestros pensamientos muchos “trucos” que nos prometen ponernos morenos de manera acelerada consiguiendo un color intenso, pero, ¿son todos ciertos? Desde la ingesta de zanahoria compulsiva a tomar el sol con la piel mojada, pasando por tumbarse largas horas al sol con la menor protección solar posible….
Para dar respuesta a estos “trucos milagro” vamos a partir de la premisa que no siempre el camino más rápido es el más saludable. Y es entre mitos, leyendas y quimeras, que existe una realidad inapelable, un consenso clínico incuestionable, y lo resumimos, en una palabra: preparación.
Por lo tanto, el primer paso para lograr un buen bronceado, un buen y sano bronceado, es dejar de lado los caminos rápidos y los atajos a través de zanahorias o cremas de baja protección.
Lo más importante es saber preparar nuestra piel a la llegada del verano y ser conscientes de su protección durante el estío, ya que, cuando la piel ha pasado una larga temporada sin estar expuesta al sol es cuando más precauciones debemos tomar y mientras siga expuesta no podemos bajar la guardia.
- Proceso de bronceado ¿Cómo se broncea nuestra piel?
Abordamos aquí uno de los mitos que comentábamos al principio, y es que todavía existe una creencia infundada en la sociedad basada en la idea de que la aplicación de crema solar evita el bronceado. Y es precisamente esta creencia la que provoca que muchas personas, sin ser conscientes, estén arriesgando su propia salud.
En este punto el consenso de los expertos es máximo: un buen bronceado no está reñido, ni mucho menos, con una buena prevención.
Pero cuando hablamos de bronceador ¿De qué hablamos? Básicamente el bronceado en sí es el “oscurecimiento natural de la piel morena estimulado por la exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar”.
Estamos ante un mecanismo de defensa frente a la radiación ultravioleta que emite el sol. Un mecanismo de defensa necesario ya que no nos podemos esconder del sol, no podemos vivir sin él; la exposición solar genera en nuestro organismo vitamina D, vitamina 100% necesaria para que nuestro cuerpo pueda absorber el calcio que necesita.
Pero un exceso de radiación solar puede ser capaz de alterar nuestro propio sistema inmune, acelerar el envejecimiento prematuro de la piel con la aparición temprana de arrugas y manchas, e incluso puede llegar a favorecer la aparición de cáncer de piel.
Y cierto es que la piel, aunque cuenta con este mecanismo de defensa, por desgracia, ante una sobre exposición solar, este mecanismo resulta totalmente insuficiente.
Así que poca broma y manos a la obra. Nos vamos de cabeza hacia un bronceado consciente y saludable.
- Bronceado consciente y saludable
Aquí y ahora, os proponemos cambiar el chip y practicar el bronceado consciente. Para lucir un bronceado saludable este verano esto es lo que debes tener en cuenta:
- Un primer paso, importantísimo, es saber elegir el protector solar que necesitas. Elegir la protección idónea y usarla correctamente; el SPF (factor de protección solar) es importante, ya que te protege de las radiaciones UVA, pero no el único punto a tener en cuenta. Tu protector debe protegerte también de las radiaciones UVB (las responsables de las quemaduras solares). Y no pienses que con una aplicación diaria es suficiente, repite su aplicación cada dos horas y después de salir del agua, asegurarás así su acción.
- Otra cuestión importante respecto a la elección adecuada de la crema solar, es tener en cuenta el principio de no reutilización; no utilices la que te sobró el año pasado, sus propiedades pueden haberse visto alteradas durante el largo invierno.
- El tiempo de exposición y los descansos representan otro de los factores claves: exposiciones al sol de entre máximo dos o tres horas para pieles normales, menos en pieles secas.
- De la misma manera, aunque lo parezca, no es necesario fichar cada día con el sol. Tu piel te lo agradecerá. Y a ser posible, tus citas con el astro rey deben evitar las horas centrales del día, así que no quedes con él de 12.00h a 17.00 h.
Aprovecha este verano para poner de moda la práctica de un bronceado consciente, conseguirás una piel morena y disfrutarás del sol, la playa y la piscina con total seguridad.