Cocinar con niños puede suponer mucho trabajo si tenemos en cuenta que puede conllevar dedicar a la comida y a la limpieza posterior un tiempo extra. Aún así, es una actividad del todo recomendable.
¿Qué beneficio tiene para los pequeños cocinar con la familia?
Los entornos estimulantes son claves para el desarrollo de las habilidades de los niños en sus primeros años de vida ya que no se trata solo del momento de cocinar. Lo que realmente resulta importante es que los pequeños se sientan involucrados en todo el proceso. De esta manera, les damos herramientas para que sean capaces de crear su propia planificación mental como, por ejemplo, ir al supermercado y escoger los alimentos. Introducimos en ellos un sentimiento de responsabilidad que les va a ayudar a enfocarse en una meta, organizando y secuenciando todos los pasos que van a necesitar para la elaboración del plato.
Cocinar en casa permite además que los niños puedan poner en práctica muchos conocimientos de la escuela. Algunos colegios ya incluyen la disciplina de trabajar contenidos curriculares de una manera mucho más divertida y práctica.
A través de la preparación de una receta podemos aprender unidades de medida, cálculos de proporciones, nutrientes o incluso… ¿qué pasa cuando se mezcla agua y aceite? O ¿cuánto es ⅓ de una botella?
La cocina permite también trabajar aspectos emocionales como la gestión de la paciencia, la frustración cuando algún proceso o incluso el resultado no sale como lo esperaban, afrontar el miedo al fracaso o reforzar su capacidad para recibir críticas. Una vez se superan las primeras experiencias, los pequeños salen fortalecidos y preparados para nuevos retos tomados con positividad.
Aunque lo cierto es que la rutina del día a día nos aleja involuntariamente de los momentos de diversión en familia, vale la pena elegir al menos 1 día a la semana para cocinar todos juntos. Entender esta una forma de encontrar un momento para charlar y compartir experiencias.
¡A cocinar!