Las naranjas, así como los limones, mandarinas, limas y pomelos destacan por su alto contenido en vitamina C, pero éste no es el único nutriente que poseen los cítricos. Más allá de prevenir o curar un resfriado, también nos aportan folatos, potasio, magnesio, calcio y pectina. Nos ayudan a combatir el insomnio, mejorar el humor, reducir el estrés, combatir los síndromes postvacacionales, potenciar la visión, eliminar toxinas, adelgazar, aliviar dolores de cabeza… Vaya, que son una fuente inagotable de propiedades 100% naturales que son capaces de mejorar de forma muy importante nuestra salud y nuestra calidad de vida.
El ácido fólico, conocido por sus beneficios para las mujeres embarazadas, ayuda a reducir los niveles de homocisteína, una sustancia que constituye un factor de riesgo cardiovascular.
Asimismo, nuestro organismo emplea el potasio presente en los cítricos en la generación y transmisión de impulsos nerviosos y en la actividad muscular.
Por su parte, la pectina, que se obtiene de la cáscara y de la pulpa de los cítricos, es rica en residuos galactósidos. En animales de experimentación, estos compuestos han obtenido resultados positivos en el control de determinados tipos de cáncer.
Sin embargo, el gran poder natural de los cítricos es su efecto antioxidante, debido a su aporte de vitamina C. Estas frutas nos ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunológico y a prevenir una gran cantidad de enfermedades.
Gracias a sus propiedades antioxidantes, los cítricos contribuyen en la prevención de distintas enfermedades como la pérdida de visión, las cataratas, la hipertensión y la sordera.
Y qué mejor que disfrutar de todos estos beneficios cada mañana en forma de zumo. De hecho, los médicos recomiendan tomar fruta y fibra por la mañana para ayudar al cuerpo a eliminar deshechos y toxinas, y llenarse de vitamina C.
El consumo diario de zumo de naranja recién exprimido proporciona al cuerpo una gran cantidad de agua, lo que ayuda a mantener una correcta hidratación y por tanto, a mantener el metabolismo activo y la piel sana. Asimismo, reduce las posibilidades de sufrir patologías como la obesidad, la artritis, la gota, la diabetes, la hipertensión e incluso el cáncer.
Además, es un excelente reconstituyente para los deportistas. El zumo de naranja proporciona una buena dosis de azúcares lo que, combinado con la misma proporción de agua y una pizca de sal, se convierte en una bebida isotónica más nutritiva que las comerciales.
Hoy en día podemos gozar de los beneficios de la naranja durante todo el año (aunque es una fruta de temporada de invierno). Según indican varios especialistas, la cantidad diaria de vitamina C que nuestro cuerpo necesita se obtiene con poco más de medio vaso de zumo de naranja. Los requerimientos mínimos se cubren con una naranja mediana o tres mandarinas al día.
Así que, si todavía no has introducido el zumo de naranja a tu dieta diaria, éste es el momento de empezar a cuidarse y llevar una nueva vida saludable y llena de energía.